Mientras me quitaba sus ajustados pantalones cortos, no pude resistir la tentación de pasar mis dedos por su piel suave y joven. Ella gimió suavemente mientras yo presionaba mis labios contra su cuello, mordisqueando suavemente el lóbulo de su oreja. Pasé mi lengua por su cuello, dejando un rastro de besos húmedos que la hicieron temblar de placer.
La empujé de nuevo sobre la cama, con mis ojos fijos en su apretado coño adolescente. Pude ver la humedad filtrándose a través de sus bragas y supe que estaba lista para mí. Le puse las bragas a un lado, exponiendo sus labios rosados e hinchados. Me incliné, inhalando profundamente el aroma de su excitación, y supe que me esperaba un viaje salvaje.
Cogí la botella de lubricante que estaba en la mesa de noche y apreté una cantidad generosa en mis dedos. Pasé mis dedos por su coño, esparciendo el lubricante uniformemente, y luego empujé mi dedo medio dentro de ella. Ella jadeó y sus ojos se abrieron de par en par de placer. Agregué un segundo dedo y ella gimió fuertemente, su cuerpo retorciéndose debajo de mí.
Me incliné y la besé profundamente, mi lengua explorando las profundidades de su boca mientras metía y sacaba mis dedos de ella. Su cuerpo temblaba de deseo y supe que era hora de llevar las cosas al siguiente nivel.
Cogí la caja de condones que estaba en la mesita de noche y abrí el paquete. Enrollé el condón sobre mi polla dura y palpitante y luego me coloqué en la entrada de su coño. empujé suavemente asta que me corro.
