El corazón de Sweetie Fox se aceleró mientras veía el ardiente video porno en su computadora portátil. Su mente estaba llena de pensamientos sucios y podía sentir su propio coño mojarse al ver esas hermosas y grandes tetas y ese culo grande y jugoso. Cerró los ojos y se imaginó a sí misma como la estrella de la escena, siendo follada duro por un semental musculoso y caliente.
De repente, un golpe en la puerta interrumpió su fantasía. Dudó por un momento, pero su lujuria era demasiado fuerte para ignorarla. Abrió la puerta y encontró a un hombre alto y apuesto parado allí, con los ojos fijos en ella. Llevaba una chaqueta de cuero y jeans que abrazaban sus musculosos muslos.
«Oye, cariño», dijo en voz baja y seductora. «Escuché que estabas buscando algo de acción».
El corazón de Sweetie Fox dio un vuelco. Llevaba mucho tiempo esperando este momento. Lo llevó a su dormitorio, donde ya había preparado el escenario. La habitación estaba poco iluminada y se escuchaba música suave de fondo. La cama estaba adornada con sábanas de seda roja y había velas por todas partes, que arrojaban un brillo romántico a la habitación.
El hombre se sentó en la cama y Sweetie Fox empezó a desvestirse. Llevaba lencería roja de encaje que acentuaba sus grandes tetas y sus caderas curvilíneas. Ella se acercó a él y, tan pronto como tocó su pecho, él la atrajo para darle un beso profundo.
