Morrita de gafas desnuda se masturba sola, dejando que sus dedos bailen sobre su piel suave y sedosa. Sus pezones se endurecieron bajo el suave toque de sus dedos y su coño comenzó a palpitar de deseo. Cerró los ojos y dejó que su mente vagara hacia un lugar donde estaba rodeada por la exuberante y verde jungla. El sonido de las hojas susurrando con la brisa llenó sus oídos y pudo sentir el calor del sol en su piel perfecta y bronceada.
De repente, una pequeña criatura peluda llamó su atención. Era una pequena zorra, una zorra diminuta, con un coño pequeño y apretado que pedía a gritos ser explorado. Ella sabía lo que tenía que hacer.
Lentamente se dirigió hacia el zorro, con el corazón acelerado por la anticipación. Podía sentir el calor del cuerpo del zorro contra el suyo y podía oler el dulce almizcle de su coño. Se arrodilló y acarició suavemente el suave pelaje del zorro, sus dedos rozaron el diminuto pelaje del zorro.
