El corazón de Marcus London se aceleró cuando vio el auto de Alexa Grace en el estacionamiento del gimnasio. Esta chica mala era una famosa estrella del porno y él la había estado persiguiendo durante semanas. Su adrenalina se disparó mientras seguía su auto a través de una salvaje persecución, pero cuando ella llegó a un callejón sin salida, Marcus supo que la tenía.
Alexa le rogó que no la llevara a la cárcel, alegando que no tenía el dinero. Pero a Marcus no le interesaban sus excusas. Exigió algo más valioso: una mamada.
Alexa se arrodilló ante él, sus suaves labios y sus manos mágicas hicieron su magia en su polla. Ella gimió de placer mientras lo chupaba, sus pequeñas tetas rebotaban mientras jugaba con ellas. Marcus no pudo evitar sonreír mientras la veía disfrutar.
Pero pronto decidió que la mamada de Alexa no era suficiente. Quería más. Él la levantó y la hizo montar su polla, sus gemidos de placer llenaron el aire. Marcus no pudo resistirse a su apretado coño y tomó todo lo que quiso de ella.
Mientras follaban, Alexa le rogó que parara, pero Marcus fue implacable. Quería darle el placer que anhelaba. Y finalmente, cumplió. Con un clímax final, el cuerpo de Alexa se sacudió cuando se corrió con fuerza, obteniendo un orgasmo de Marcus también.
Pero Marcus aún no había terminado. Lanzó su semen profundamente dentro del chocho de Alexa, ignorando sus súplicas de no hacerlo. Mientras ella yacía allí, jadeando por una buena follada.
