El corazón de Sammie latía aceleradamente cuando salió del auto, su mente consumida por pensamientos sobre su próxima audición. Pero su mente cambió rápidamente mientras se quitaba la ropa, revelando su pequeña y rubia ternura a su conductor. Quería seducirlo, convertirlo en su primer papel en el camino a Broadway.
Sus labios se envolvieron alrededor de su polla dura como una roca, su lengua bailando alrededor de cada centímetro de su eje palpitante. Ella saboreó el sabor de su virilidad, sus ojos fijos en los de él mientras hacía su magia. Sus gemidos se hicieron más fuertes con cada momento que pasaba, y Sammie supo que estaba en lo cierto.
Sus pequeñas tetas rebotaron mientras se subía encima de él, su coño palpitaba de deseo mientras se deslizaba sobre su polla. La tensión de su coño no se parecía a nada que hubiera sentido antes, y las caderas de Sammie comenzaron a moverse a un ritmo sensual y salvaje.
Su trasero se sacudía mientras lo montaba, sus gemidos se hacían más fuertes y desesperados con cada momento que pasaba. El conductor no pudo resistirse a darle los golpes en el coño que necesitaba, su polla golpeándola con cada embestida.
