Morena voluptuosa disfruta un trío salvaje en el spa erótico
0En el lujoso Penthouse spa, la espectacular morena Ania Kinski es una habitual del lugar. No solo conoce a la perfección las instalaciones, sino también a cada uno de los empleados, que están siempre dispuestos a complacerla en sus más perversos deseos. La escena se desata cuando Ania decide aprovechar al máximo su sesión al acompañarse y notar como un toda una oleada de placer la invade al masturbarse en la piscina interior del spa. Pañuelos, aceite cálido y unos útiles dedos mágicos, empiezan a tomar forma para un masaje privado especial con Lorenzo Viota, el encargado de llevar su cuerpo al límite.
Con cada movimiento, su cuerpo se retuerce de manera atrayente, sus curvas llenas de placer, sus senos rebotan al ritmo en el que figura un moreno que incita el dolor con cada embestida, alternando besos ardientes y caricias voluptuosas en el agua tibia. La voluptuosa vixen se impacienta y lo enfrenta sobre su objeto deseado, haciendo la actuación digna de ser papel principal en una escena de película hot. Los lamentos, que van del chillido más fuerte hasta el placer más generoso, indican un desenlace esperaba por parte del dúo. Pero, quien lo iba a imaginar, justo cuando Ania parece estar a punto de alcanzar el clímax, se escucha una voz autoritaria la del propio dueño del lugar, Yanick Shaft, quien sin duda lidia con grado para ofrecer el mejor servicio a sus clientes favoritos.
Sin jugar con su ansiedad femenina, Yanick lanza un servicio extra, y así mismo, los tres comienzan a moverse como si los remolinos de placer los consumieran. Ania se inclina para satisfacer con su boca a fondo, el menso miembro de Yanick, mientras Lorenzo, a quien haciendo un espacio de placer anteDeux hombres que no dejan de apretujar con sus tercios cuerpos. Se nota lo hard quelles se emulen en el ritmo de sus succions, los jadeos y gritos ya son ensordecedores. Las penetraciones duelen bipolarmente y ella lo disfrutada del todo, en donde esa sensación se convierte en fuente orgásmica, que logra desventar todas sus energías en un sexo cañero.
Son unos sonidos casi estridentes los que antes empiezan a sonar como ronquidos por el sudor que cubre sus cuerpos, el rugir profundo de los gemidos de Ania, junto a los estertores que Lorenzo desmiembra con su semen, pegas varios se las libidín y los estremecimientos repentinos.
La escena llega a poner fin en un orgamo placentero,con una mezcla de sus líquidos y el deseo de entre ellos en algo nítido e incontestable.


