Linda Chica, la seductora diosa latina, estaba acostada en su cama, con su largo y oscuro cabello cayendo en cascada sobre su espalda mientras miraba un ardiente video porno. No podía tener suficiente de la forma en que los cuerpos de los actores se movían juntos, la forma en que sus labios se trababan en un abrazo apasionado. Sus dedos encontraron el camino hacia sus muslos desnudos y comenzó a frotarlos con un movimiento lento y deliberado.
Mientras observaba cómo se desarrollaba la escena en la pantalla, Linda no pudo evitar preguntarse si la estaban observando. Sus fantasías voyeristas siempre habían sido excitantes, y la idea de ser espiada sólo aumentaba su deseo.
De repente, escuchó un leve sonido proveniente del exterior. Detuvo el vídeo y escuchó atentamente. Era un leve zumbido, como el de un motor en marcha. Se preguntó si sería la cortadora de césped de un vecino o si alguien estaba usando una herramienta eléctrica.
Pero entonces ella lo vio. Una pequeña cámara negra montada en el alféizar de la ventana la apuntaba directamente. El corazón de Linda se aceleró al darse cuenta de que la estaban observando. Sintió un escalofrío de excitación recorrer su cuerpo.
Regresó a su video porno, pero esta vez estaba más consciente de su entorno. Ella miró a los actores.