La cámara enfoca a una joven virginal mientras camina nerviosamente de un lado a otro de su habitación. Se muerde el labio, tratando de calmar su corazón acelerado mientras espera que llegue su padrastro. Ella sabe lo que está por suceder y su cuerpo ya tiembla de anticipación.
La puerta se abre con un chirrido y entra su padrastro. Está vestido con una ajustada chaqueta de cuero y sus ojos brillan con perverso deleite. El corazón de la niña da un vuelco mientras él camina hacia ella.
«Hola, mi pequeña virgen», ronronea, con voz baja y seductora.
Los ojos de la niña se abren por la sorpresa y el miedo, pero su cuerpo ya la está traicionando. Puede sentir sus pezones endurecerse y su coño palpitar de deseo.
Él se acerca a ella y ella puede sentir su cálido aliento en su cuello mientras le susurra al oído. «He estado esperando este momento, cariño. Y voy a hacerte gritar de placer».
La mente de la niña es un borrón de confusión y deseo mientras él la levanta y la lleva a su dormitorio. Él la acuesta en la cama y ella observa con asombro cómo él lentamente se desabrocha los pantalones.
Saca su polla gruesa y palpitante y los ojos de la chica se abren en estado de shock. Ella nunca antes había visto algo así.
Él se acerca a ella y ella puede sentir su cálido aliento en su rostro mientras él se inclina y la besa profundamente. Sus manos recorren su cuerpo y ella puede sentir sus dedos trazando el contorno de sus tetas y su culo.
Él la levanta y ella puede sentir su polla presionando contra su coño. Nunca antes había sentido algo así y puede sentir su cuerpo temblar de anticipación.
Él empuja dentro de ella y ella deja escapar un pequeño grito de dolor. Pero cuando él comienza a moverse dentro de ella, ella puede sentir una ola de placer inundándola. Nunca antes había sentido algo así y no puede creer lo bien que se siente.
Él se retira y la gira, empujándola boca abajo sobre la cama. Él separa sus nalgas y comienza a follar asta que no aguanta mas la saca y se le corre afuera de su rico coñito apretado.
