Deseo prohibido confesiones en el diario de Scarlett
0En su refugio secreto, Scarlett guarda un diario donde desboca sus más profundos anhelos. Desde hace tiempo, anhela sentir los dedos de su padrastro en su piel. No puede evitarlo. Todas las noches, al estar sola, él aparece en sus pensamientos y, cuando se acaricia, busca el placer que él le podría dar. Follar con él sería su sueño cumplido.
Scarlett imagina su piel, su aroma y cómo serían sus embestidas. Dentro de su habitación, mientras escribe sus fantasías, siente que él está allí. Cierra los ojos y visualiza cómo su padrastro penetra en ella, una y otra vez. La joven se toca, succiona sus pezones y se acaricia el coño pensando en él. En su cuaderno, escribe cada una de sus acciones y cómo imagina que sería tenerlo dentro de ella.
Las mañanas son duras para ella. Se despierta y no lo encuentra allí, pero las sensaciones de placer siguen en su mente. Su único consuelo es saber que, en su diario, podrá revivir sus imaginarias experiencias. Releyendo sus palabras escritas, Scarlett se excita y alcanza intensos orgasmos cada vez que evoca a su padrastro en su mente. El sonido de sus gemidos y jadeos se confunden con sus palabras escritas en el papel, creando un caleidoscopio de placer y deseo.
En el diario, Scarlett grita de placer, imaginando su cuerpo alcanzando el clímax con el del hombre que la excita. Lo desea tanto que el sexo con su padrastro se convierte en un pensamiento incontrolable que la lleva a más orgasmos y más fantasías. Con cada nueva que escribe en su diario, Scarlett se toca y se excita, llevándose a un éxtasis imaginario.
Scarlett alcanza un intenso orgasmo mientras imagina a su padrastro penetrándola y llevándola al límite del placer, llevándose su última virginal flor. La joven grita su nombre mientras su cuerpo convulsiona con cada embestida imaginaria.
Despertando de su fantasía, Scarlett suspira y abraza su diario, guardar sus secretos y sueños prohibidos dentro de sus páginas. Sabe que, en algún momento, esto podría ser la realidad, pero por ahora, recuerda las palabras escritas en su diario como fuente constante de placer y excitación.


 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	
 
																	 
																	 
																	 
																	 
