Carter y Milana, pasión prohibida de chicas lesbianas xxx

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Carter Cruise llevaba días deseando a Milana Ricci y finalmente se atrevió a colarse en su habitación. Vestida solo con lencería, la rubia buscaba emociones ocultas en el cuarto de su compañera. Sus ojos se posaron en el vibrador de Milana. Sin pensarlo dos veces, Carter encendió el juguete y comenzó a disfrutarlo, presionando la punta vibrante contra su pezón perforado. La excitación crecía en su interior, pero necesitaba más se desnudó y se tumbó en la cama de Milana, buscando el placer que tanto anhelaba.

Sin embargo, su autoexploración fue interrumpida por la llegada inesperada de Milana. Carter se sintió nerviosa, esperando la reacción de su compañera. Pero, para su sorpresa, Milana no estaba enojada, sino emocionada por la situación. Durante días había estado pensando en el cuerpo de Carter y, ahora, de repente, se deshacía de su ropa, quedándose desnuda, mientras se acercaba a Carter con lujuria en sus ojos oscuros. Las dos mujeres empezaron a besarse apasionadamente, mientras sus cuerpos se entrelazaban en la cama.

Carter y Milana comenzaron a rozar sus partes más Privadas, produciéndoles una mezcla de placer y deseo. Sus besos se volvieron más profundos, sus movimientos más urgentes. Ambas mujeres exploraban sus cuerpos con avidez, descubriendo nuevos lugares donde tocar y besarse. Pronto, Milana se colocó por encima de Carter y comenzó a deleitarse con su sabor, mientras la rubia gemía de placer.

Carter, sin embargo, no estaba dispuesta a quedarse atrás, y rápidamente intercambiaron posiciones, lamiendo y saboreando hasta que ambos cuerpos temblaban de placer. Estallaron en orgasmos intensos y apasionados, llenando la habitación con sus gemidos de satisfacción. Finalmente, agotadas por su pasión desenfrenada, se abrazaron, descansando en la cama mientras recuperaban el aliento.

Esa noche, Carter y Milana descubrieron una nueva faceta de su relación, dejando atrás la timidez y el pudor. Ahora, eran dos mujeres apasionadas y libres, disfrutando de sus cuerpos y sus deseos más profundos, sin temor a lo que pudieran pensar los demás.