Aito Interrumpe Un Momento Solitario Con Una Maniobra Sorprendente

Había un hombre que anhelaba simplemente unos minutos de soledad para satisfacer sus deseos con la ayuda de unas revistas seleccionadas con cuidado. Sin embargo, Ai Aito tenía otros planes y se interpuso en su momento privado, tomándolo por sorpresa. Ella tenía experiencias que él no podía igualar.

Sin demora, Aito se deshizo de las revistas y tomó la situación en sus propias manos, literalmente. Sus dedos, expertos y seguros, se cerraron alrededor de su miembro viril, comenzando un movimiento rítmico y constante que pronto lo dejó sin aliento. Ella se situó entre sus piernas, mirándolo fijamente a los ojos mientras su mano trabajaba sin descanso. El contraste entre la suavidad de su piel y la firmeza de su agarre resultó ser una combinación irresistible.

Sus gemidos comenzaron a llenar el aire, cada uno más intenso que el anterior. La habitación se volvió cálida, cargada con la tensión erótica que ambos compartían. Aito sentía su poder creciendo, su deseo atravesando cada fibra de su cuerpo mientras él se tensionaba bajo sus caricias maestras.

Su mano subía y bajaba, una y otra vez, aumentando la velocidad y la presión según lo dictaba su instinto. Pudo sentirlo, cada músculo de su cuerpo se tensaba, preparándose para ese momento decisivo. Y entonces, llegó la recompensa que tanto había esperado. Con un gruñido final, el hombre liberó su carga, derramando su semilla caliente en un estallido de placer que parecía no tener fin.

Sus gemidos se convirtieron en un susurro, su respiración se hizo más lenta, y juntos, se sumergieron en la calma que sigue al éxtasis. Su mano se movió una última vez, asegurándose de que cada gota fuera extraída, antes de dejarlo ir, visiblemente satisfecho y exhausto. La escena quedó marcada por el olor a sexo y la satisfacción plena, culminando un encuentro inesperado pero profundamente gratificante.