Addison, deseosa de saborear el coño de Jenna
0La mañana comenzó con una Addison llena de lujuria y una apetencia insaciable por el coño de Jenna. En el comedor, mientras desayunaban, Addison no podía apartar la vista del cuerpo sensual de su amiga. Jenna, ajena a la intensidad de la mirada, desayunaba despreocupada, pero no tardó en percatarse de los deseos que desbordaban en los ojos de su amiga.
Una vez terminado el desayuno, Jenna decidió que era momento de dar algo de comer a Addison, pero no a su estómago, sino a sus ansias. Sin mediar palabra, Jenna se puso de pie y se acercó a Addison, quien no se esperaba tal acción. Jenna la besó apasionadamente, mientras Addison respondía con voracidad al beso.
Con el beso cargado de lujuria que duró segundos eternos, Jenna jaló a Addison y la llevó hasta su dormitorio. Una vez en el cuarto, Jenna comenzó a desnudarse lentamente, mientras Addison la observaba con morbosidad. Jenna notó la excitación en la respiración acelerada de Addison y decidió que era momento de darle lo que tanto deseaba.
Se acostó en la cama y abrió sus piernas, dándole la bienvenida a Addison. Esta se acercó y comenzó a saborear el coño de Jenna, quien se retorcía de placer. Los gemidos de Jenna llenaban la habitación y Addison no podía estar más complacida.
Jenna tomó la cabeza de Addison y enredó sus dedos en el cabello de esta, mientras balanceaba sus caderas al compás de las caricias de su lengua. Addison se encontraba en el paraíso y no tenía prisa en abandonar aquellos confines de placer.
El orgasmo de Jenna inundó la boca de Addison, quien lamió cada rincón de su coño hasta quedar saciada. Ambas mujeres, rendidas y exhaustas, cayeron en los brazos de Morfeo, satisfechas y tranquilas. Esta había sido una mañana para recordar y sabían que no sería la última vez que repetirían estas delicias.
Cierre Luego de un intenso orgasmo, Jenna y Addison se quedaron dormidas, agotadas pero plenamente satisfechas. La mañana había sido intensa y llena de lujuria. Sus cuerpos encoreaban el placer que acababan de experimentar. La habitación llenándose de gemidos y jadeos que expresaban la pasión desbordada en cada instante. Esta había sido una experiencia erótica que jamás olvidarían.


