Kenzie Taylor, la loca del sexo, seduce al oficial Seth

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Kenzie Taylor, una mujer increíblemente fogosa, es conocida en la ciudad como la loca del sexo. Un día, recibe la visita del oficial Seth, un apuesto policía con una erección que deseaba ser aliviada. A pesar del uniforme que llevaba, Kenzie no pudo resistirse a la tentación de acercarse al oficial Seth y ofrecerle un servicio que nunca olvidaría.

Cuando el oficial Seth entró en la comisaría, encontró a Kenzie sentada en su escritorio, esperándolo con una sonrisa seductora en los labios. La forma en que se mordía el labio inferior y movía sus piernas delante de él lo excitó tanto que no pudo esperar más.

Kenzie se levantó del escritorio y caminó hacia él, acariciando su torso con sus manos expertas. Seth pensó que era una mujer fascinante que sabía cómo excitarlo hasta el límite. Cuando llegó el momento de desnudarse, Kenzie se quitó su diminuta falda y su sujetador rojo, revelando su cuerpo perfecto con su piel cremosa y sus pechos firmes.

Seth estaba tan excitado que deseo sacar su arma y empezar a disparar, pero se contuvo y decidió controlarse. No quería que su momento de placer fuera interrumpido por una bala perdida. Así que, en lugar de eso, se lanzó sobre ella y la besó apasionadamente.

Kenzie gimió y jadeó mientras Seth recorría su cuerpo con sus manos. Sus pezones estaban duros y erectos por la excitación, y estaba mojada y lista para él. Seth la penetró sin pensarlo dos veces y comenzaron a follar como animales en un momento de pasión desenfrenada.

Los sonidos de sus cuerpos chocando y los gemidos de satisfacción llenaron la habitación mientras se movían en una danza sensual. Cuando llegaron al orgasmo, Kenzie se echó hacia atrás y gimió de placer, mientras Seth la llenaba con su semen caliente.

Después de ese encuentro increíble, Seth se despidió de Kenzie con una sonrisa y un guiño, prometiéndose que volvería para más. Kenzie, por otro lado, se recostó en su escritorio, exhausta pero completamente satisfecha, con una sonrisa de satisfacción en su rostro. Sabía que ese día estaría en su memoria durante mucho tiempo.