Katy y Sybil en Fervor Lésbico de chicas calientes
0Katy Rose y Sybil lucen espléndidas en medias altas y lencería que resalta cada curva de sus cuerpos. La tensión sexual entre ellas es palpable, y no pueden mantener sus manos ni sus labios el uno del otro. Sybil conduce a Katy hasta la mesa del comedor, donde la dobla para mostrar cada centímetro de su trasero y su vagina. Ayudando a Katy a salir de su tanga, Sybil aprovecha la oportunidad para introducir sus dedos en el estrecho coño de su novia antes de sumergir su cara en su centro femenino.
Sybil usa su lengua y sus labios para enloquecer de pasión a Katy. El néctar de su coño, perfectamente lubricado para los dedos de Sybil, mientras sigue moviéndolos dentro y fuera de ella. Cuando Sybil abre las nalgas de Katy para tener mejor acceso a su coño primero con su boca y luego con sus dedos, Katy no puede evitar retorcer sus caderas con el éxtasis que la deja sin aliento.
Decididas a cambiar las cosas, Katy quita el sujetador de Sybil y venera la firmeza de sus pechos. Pasando su atención más abajo, Katy le quita las bragas a Sybil y luego la presiona hacia atrás para que se apoye en el mostrador de la cocina. Arrodillándose a sus pies, Katy le da un suave beso en el monte de Venus antes de utilizar sus manos expertas para acariciar el ansioso coño de su novia.
Queriendo darle a Sybil un placer aún más profundo, Katy insta a su amante a dar la vuelta y sentarse en el mostrador. Esta nueva posición sitúa el coño de Sybil a la altura perfecta para que Katy pueda darle algunas pasadas más con su lengua y deslizar sus dedos hasta el fondo. Pronto, Sybil se balancea sin vergüenza de un lado a otro, disfrutando de cada movimiento de Katy.
Cuando llegan al clímax, Sybil se tumba de espaldas, abriendo sus piernas para que Katy encuentre su punto G. Con un movimiento venparacá, Katy frota ese punto especial que hace que Sybil grite de placer. A medida que su cuerpo continúa temblando con las réplicas del orgasmo, Sybil cambia de posición con Katy para devolver los favores y asegurarse de que su amante tenga un segundo clímax para terminar su tarde de amor. Sus gemidos finales y las caricias eróticas los unen en un estado de éxtasis infinito.


 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	 
																	
 
																	 
																	 
																	 
																	 
